El gusano barrenador (Cochliomyia hominivorax) representa uno de los parásitos más devastadores para la ganadería en América, con capacidad para afectar gravemente la salud animal y causar importantes pérdidas económicas.

Es endémico en Cuba, Haití, República Dominicana y varios países de América del Sur, incluida Argentina, con casos avanzando hacia el norte en Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y, recientemente, México donde se notificaron 58 posibles casos en un solo mes, lo que llevó a Estados Unidos a suspender temporalmente las importaciones de ganado de este país.

La especie, perteneciente a la familia de las moscas verdes azuladas, se caracteriza por un ciclo reproductivo particularmente agresivo. Las hembras depositan sus huevos en heridas superficiales de animales de sangre caliente, incluyendo ganado bovino, ovinos, caprinos, equinos, caninos y felinos. En un breve periodo de 12 a 24 horas, las larvas eclosionan y comienzan a alimentarse del tejido vivo del hospedador. Las larvas penetran en heridas pequeñas, que pueden ser tan insignificantes como picaduras de garrapatas, ombligos de animales recién nacidos, o zonas de castraciones y descornes. Las regiones vulvares y perineales son especialmente vulnerables. Una vez instaladas, las larvas se alimentan del tejido durante 4 a 8 días, causando daños progresivos y potencialmente mortales.

Aunque el ganado es el principal objetivo, es crucial destacar que este parásito también puede afectar a seres humanos en raras ocasiones, lo que aumenta la importancia de su control y erradicación.

La lucha contra el gusano barrenador requiere un enfoque multidisciplinario, con colaboración entre gobiernos, organizaciones internacionales y productores ganaderos para prevenir su propagación y proteger la salud animal.

Fuente: Feed Strategy – APHIS-USDAAPHIS-USDA NWSInfobaeEl País

Noviembre 2024