Peste Porcina Africana. El peor escenario
La Peste Porcina Africana (PPA) es una enfermedad viral de los suidos, causada por un virus ADN de la familia Asfivirus, de la que es el único miembro conocido. La enfermedad tiene una alta tasa de morbi-mortalidad y a la fecha no se dispone de vacunas, por lo que su control es a través del sacrificio, la destrucción de los cadáveres y la implementación de estrictas condiciones de bioseguridad. El contagio puede producirse por contacto, por vía aerógena, por el agua de bebida o de productos porcinos infectados, a través de garrapatas (Ornitodorus sp) y suidos silvestres. El virus tiene una resistencia extrema a la temperatura y pH, lo que dificulta su eliminación de materiales infectados.
Desde hace varios años venimos alertando desde esta Editorial sobre el tema; sin embargo, la rápida transmisión intercontinental (África, Europa, Asia) y de varios países insulares de Asia, las dificultades en la contención en Europa y el endemismo crónico en África nos indican que el nivel de riesgo externo para países y regiones libres se ha incrementado en forma significativa.
Desde su eliminación de Europa en 1995 (a excepción de Cerdeña donde permaneció en forma endémica en la población de cerdos silvestres) y hasta hace pocos años la PPA permanecía en forma endémica en varios países de África. Sin embargo, reapareció en Georgia en 2007 y desde allí en 2014 comenzó a propagarse a la población de cerdos silvestres y domésticos de otros países de Europa afectando a Bélgica, Bulgaria, Checoslovaquia, Georgia, Hungría, Moldavia, Rumania, Serbia y Eslovaquia. Con la detección de la enfermedad en agosto de 2018 en China, continúa su expansión por Asia afectando además a Laos, Mongolia, Myanmar, Corea del Norte, Corea del Sur, Filipinas, Timor Leste y posiblemente otros países vecinos del SEA que aún no han confirmado en forma oficial (OIE) su presencia.
La extraordinaria supervivencia del virus ha permitido que los sistemas cuarentenarios de varios países (Australia, Japón, Irlanda del Norte, Filipinas, Corea del Sur, Taiwán y Tailandia) detectaran la presencia del virus en productos porcinos provenientes de China, productos que fueron confiscados y destruidos. Esto indica que la infección está ampliamente distribuida en China y el riesgo de transmisión (ingreso) de la enfermedad por esa vía es muy alto. En el intento de controlar la enfermedad, las autoridades sanitarias de China han destruido un 30% de su población porcina, y si bien su stock porcino es el mayor del mundo, la recuperación de su sistema productivo con la condición de endemismo de la PPA será solo bajo estrictas normas de bioseguridad y ha de tomar al menos una decena de años, por lo que aumentará su demanda de carnes y derivados porcinos de los proveedores externos. A la fecha, los continentes de América y Oceanía están libre de la enfermedad.
Sin embargo, la comprobada difusión transcontinental de la enfermedad debe alertar a nuestros sistemas sanitarios nacionales y regionales a extremar las medidas de prevención efectiva de su entrada, mediante la identificación del riesgo externo, el alerta sanitario a nivel cuarentenario y la preparación para una eventual contingencia.
Por sus características, la introducción de la PPA en América resultaría catastrófica para la producción de alimentos de origen porcino, en particular para nuestro país que se encuentra en pleno proceso de desarrollo de su industria porcina.