Una medicina una salud y la Seguridad alimentaria
Como consecuencia de la emergencia y reemergencia de enfermedades, contaminaciones y plagas que afectan la producción y los alimentos, el mundo científico, los organismos internacionales y las autoridades sanitarias han redescubierto los principios de “Una medicina una Salud” iniciando una etapa de transformaciones para poder enfrentar con éxito estos desafíos y los que vendrán para alcanzar la “Seguridad alimentaria”.
Esto implica una visión y acción sobre la cadena alimentaria “del campo al plato” y la articulación de las distintas disciplinas científicas involucradas en busca de una salud sustentable para todos: humanos, animales y ecosistemas.
El conocimiento de las cadenas agroalimentarias y las variables que impactan sobre la presencia de un peligro en un alimento, son factores necesarios para sustentar científicamente las medidas de gestión de modo de optimizar las capacidades existentes para controlar o erradicar las enfermedades.
Al respecto, el acuerdo SPS de la OMC establece el uso de estándares para la inocuidad de los alimentos y la preservación de la salud pública, animal y protección vegetal deben estar basados en ciencia y Análisis de Riesgo.
El Análisis de Riesgo, basado en un mejor conocimiento científico de las Enfermedades Transmitidas por los Alimentos y sus causas, se introdujo como una herramienta preventiva eficaz que brinda información de base para diseñar medidas regulatorias preventivas dirigidas a asegurar la inocuidad de los alimentos.
Con el fin de contribuir técnicamente a la resolución de los temas prioritarios para el país en Seguridad Alimentaria, analizar datos generados por los gestores del riesgo, generar información científica, identificar peligros en las cadenas alimentarias y realizar evaluaciones de riesgo, en dos mil catorce se constituyó la Red de Seguridad Alimentaria del CONICET la cual, entre otras tareas, deberá promover líneas de investigación para resolver problemas de la comunidad y el sector productivo, recopilar y generar información objetiva que permita aportar el último conocimiento científico disponible para que los gestores de riesgo puedan redactar la legislación y realizar las verificaciones sobre seguridad alimentaria pertinentes.
Fuente: Carlos van Gelderen